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viernes, 28 de agosto de 2009
CUADERNOS DE ESCRIBIR, LEER Y COMPARTIR
Ovnis.
Después de caminar entre los matorrales, llegaron a los muros de piedra y buscaron por donde asomarse. Un monte dorado con hombrecitos de piel verdosa, un triangulo como nariz y emitiendo una especie de zumbido en red sonora. Su voz metálica era suave en el cielo donde colgaba la luna. Agradecidos, se retiraron sin que los hombrecitos los miraran.
La casa del tío Nicho.
Después del viejo zaguán, el candil de luces colgando al techo -con sus brillantes cuentas de vidrio- tintinea con la curiosa ráfaga de viento colada por el ventanal. Los antiguos muebles se encuentran cubiertos con lienzos finos. Las figurillas de porcelana italiana ahora ya no respiran, todavía se asoma un mar de flores en madera, una lámpara con pantalla de seda azul. La gran luna francesa del indomable ropero. En el lado izquierdo se encuentra el estudio y la biblioteca, el costurero y el comedor. Al frente el taller donde elaboraban sombreros de palma que eran enviados para su venta en el sur del país. Eran enviados por ferrocarril en grandes canastos de vara con tapa llamados colotes.
Hace frío.
Me asomo por la ventana en la gris tarde, lluviosa. Los tejados son murmullo de agua. Me estremezco abrazándome suavemente, regreso a mi interior. Inhalo gran Duque de Alba servido en joyas de cristal.
Ella.
Conoció las lágrimas y el hambre, los golpes y desenfrenos que nunca soñó. Anduvo por calles sucias, buscó trabajo, encontró a otros hombres y también dejaron en ella su estampa. Renunció al lugar arrojando unas monedas en el olvidado mostrador.
Lejano.
En el fondo del olvido, ríes y lloras como un niño perdido.
Rosa María Hernández Landeros.
Taller de escritura creativa
Biblioteca Pública José Vasconcelos
Xalapa, Veracruz, México
Después de caminar entre los matorrales, llegaron a los muros de piedra y buscaron por donde asomarse. Un monte dorado con hombrecitos de piel verdosa, un triangulo como nariz y emitiendo una especie de zumbido en red sonora. Su voz metálica era suave en el cielo donde colgaba la luna. Agradecidos, se retiraron sin que los hombrecitos los miraran.
La casa del tío Nicho.
Después del viejo zaguán, el candil de luces colgando al techo -con sus brillantes cuentas de vidrio- tintinea con la curiosa ráfaga de viento colada por el ventanal. Los antiguos muebles se encuentran cubiertos con lienzos finos. Las figurillas de porcelana italiana ahora ya no respiran, todavía se asoma un mar de flores en madera, una lámpara con pantalla de seda azul. La gran luna francesa del indomable ropero. En el lado izquierdo se encuentra el estudio y la biblioteca, el costurero y el comedor. Al frente el taller donde elaboraban sombreros de palma que eran enviados para su venta en el sur del país. Eran enviados por ferrocarril en grandes canastos de vara con tapa llamados colotes.
Hace frío.
Me asomo por la ventana en la gris tarde, lluviosa. Los tejados son murmullo de agua. Me estremezco abrazándome suavemente, regreso a mi interior. Inhalo gran Duque de Alba servido en joyas de cristal.
Ella.
Conoció las lágrimas y el hambre, los golpes y desenfrenos que nunca soñó. Anduvo por calles sucias, buscó trabajo, encontró a otros hombres y también dejaron en ella su estampa. Renunció al lugar arrojando unas monedas en el olvidado mostrador.
Lejano.
En el fondo del olvido, ríes y lloras como un niño perdido.
Rosa María Hernández Landeros.
Taller de escritura creativa
Biblioteca Pública José Vasconcelos
Xalapa, Veracruz, México
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lunes, 10 de noviembre de 2008
TALLER DE CUENTO / PRIMERA SESIÓN
El cuento del encuentro
Uno a uno llegamos a la biblioteca. Acudimos a la cita seis participantes y con nosotros sumamos ocho. Los ocho sentados ocupando dos mesas amarillas y no rojas, las sillas son azules. Fue la primera sesión del taller de cuento donde ocurrió lo que debió ocurrir, porque “hay cosas que tienen que pasar“.
En “la Vasconcelos” nos encontramos por gusto propio los ocho. Y después nos miramos, hablamos unos con otros y todos anotamos, escribimos. Estuvimos inquietos, inquietantes, casi alarmantes. Digamos encantados, bueno, desencantados, orientados, ocurrentes, ocurridos, simpáticos, simpatizados, armónicos, armonizados, perdidos, hallados, re(s)catados, extraviados y vueltos a encontrar.
Expresemos que pasamos entre letras y sentados un par de horas, que tuvieron que pasar. Como ocurrió en el cuento de Julio Cortázar, donde al personaje, la suerte indefinida le hace perder unos anteojos, a pesar de haber comprado un estuche para protegerlos.
Sin presentarnos (como es usualmente común en estos menesteres) y sin siquiera percatarnos -por estar inmersos en la confusión del encuentro y el cuento- fuimos descubriendo algo común en nosotros, “nuestra actitud”.
Todos sabemos escribir, todos queremos seguir escribiendo harto y cada vez mejor, todos aspiramos a ser mejores lectores.
Transitar por los caminos del hombre es arte. Coincidimos que el mejor arte es pensar, y que es mejor expresar ese pensamiento a través de cualquier forma. Nosotros vamos a escribir. Ahora todos pretendemos lo mismo. Será, esto, una prueba de que los milagros no ocurren a menudo.
P.d. Nos vemos el próximo miércoles. Participar no cuesta, vale.
Atte.
alejandro hernández lópez
Taller de cuento
Biblioteca “José Vasconcelos“
Xalapa, Veracruz, México, 7 de noviembre 2008
Uno a uno llegamos a la biblioteca. Acudimos a la cita seis participantes y con nosotros sumamos ocho. Los ocho sentados ocupando dos mesas amarillas y no rojas, las sillas son azules. Fue la primera sesión del taller de cuento donde ocurrió lo que debió ocurrir, porque “hay cosas que tienen que pasar“.
En “la Vasconcelos” nos encontramos por gusto propio los ocho. Y después nos miramos, hablamos unos con otros y todos anotamos, escribimos. Estuvimos inquietos, inquietantes, casi alarmantes. Digamos encantados, bueno, desencantados, orientados, ocurrentes, ocurridos, simpáticos, simpatizados, armónicos, armonizados, perdidos, hallados, re(s)catados, extraviados y vueltos a encontrar.
Expresemos que pasamos entre letras y sentados un par de horas, que tuvieron que pasar. Como ocurrió en el cuento de Julio Cortázar, donde al personaje, la suerte indefinida le hace perder unos anteojos, a pesar de haber comprado un estuche para protegerlos.
Sin presentarnos (como es usualmente común en estos menesteres) y sin siquiera percatarnos -por estar inmersos en la confusión del encuentro y el cuento- fuimos descubriendo algo común en nosotros, “nuestra actitud”.
Todos sabemos escribir, todos queremos seguir escribiendo harto y cada vez mejor, todos aspiramos a ser mejores lectores.
Transitar por los caminos del hombre es arte. Coincidimos que el mejor arte es pensar, y que es mejor expresar ese pensamiento a través de cualquier forma. Nosotros vamos a escribir. Ahora todos pretendemos lo mismo. Será, esto, una prueba de que los milagros no ocurren a menudo.
P.d. Nos vemos el próximo miércoles. Participar no cuesta, vale.
Atte.
alejandro hernández lópez
Taller de cuento
Biblioteca “José Vasconcelos“
Xalapa, Veracruz, México, 7 de noviembre 2008
TALLER DE CUENTO
Este 5 de noviembre comienza el taller de cuento en la Biblioteca Pública “José Vasconcelos”. En punto de las 16:00 horas, en Sebastián Camacho número 59, en la ciudad de Xalapa, Veracruz, México, iniciaremos una historia que no acabe nunca. Hemos diseñado un taller cuyo objetivo es formar mediante la práctica y la teoría a los participantes en el género literario cuento.
Según Italo Calvino, “podemos distinguir dos tipos de procesos imaginativos: el que parte de la palabra y llega a la imagen visual, y el que parte de la imagen visual y llega a la expresión verbal”. Partir de la palabra hacia la imagen es según Calvino, un proceso de escritura.
Un texto en realidad es un tejido. Viene de la palabra textus, participio pasado de texo: tejer, coser, unir, enlazar, expone el tallerista Alejandro Hernández López. Por lo tanto, “participar del hecho creativo identificado como cuento constituye un compromiso y una responsabilidad constante”.
“Quizás un buen principio, es aspirar a ser cada vez un mejor lector. Ese es nuestro principal compromiso con los jóvenes, vamos a leer a Juan Rulfo, a José Emilio Pacheco, también a José León Sánchez, Josefina Vicens y otros autores. A todos ellos los vamos a descubrir, tratar de encontrar en sus relatos mensajes ocultos, ambiguos, intrincados. Incluso es posible toparnos con algún acertijo en cierto cuento, narración, texto”.
También los propósitos serán encontrar justificaciones y explicaciones. Digamos que harán hablar a los escritores para encontrarle el origen a sus palabras, a su particular forma de escribir cuentos.
“Nos acercaremos a la sensibilidad de cada autor que durante el curso, los participantes analicen. No vamos a aceptar el desplazamiento de la palabra por la imagen. Menos televisión, más lecturas”.
Como un ejemplo de los recursos expresivos, adelanta el escritor Alejandro Hernández López, puede entenderse la siguiente frase: “Desayuna. Suena el teléfono, número equivocado. Toma el té. Cena. Duerme”. ¿Que significa toda esa frase?, ¿Significan, o es solo una manera de acomodar las palabras dentro de la oración? El acomodo de palabras de uso diario, hacen que la frase contenga por si sola un sentido emocional, remata el tallerista.
“El objetivo a largo plazo, si podría llamarse así, será mostrar a través de un libro el trabajo en la feria del libro infantil y juvenil del año 2009. Para tal meta, Las dinámicas y lecturas serán determinadas por la capacidad y necesidad de expresión que desarrolle cada participante”, comenta el promotor cultural, Alejandro Hernández López, quien coordinará e impartirá este taller de cuento.
“La forma más idónea de potenciar la literatura es, precisamente, hacerla visible desde su propio interior: La Creatividad. Participar del hecho creativo identificado como cuento constituye un compromiso y una responsabilidad constante”.
El taller, es necesario aclararlo: “esta diseñado para jóvenes de 15 a 18 años de edad, y el único requisito es tener esa edad”.
Cupo: 15 participantes.
Informes: Biblioteca Pública “José Vasconcelos” / Sebastián Camacho número 59 / Tel: 8 20 30 73 / biblioteca_vasconcelos@hotmail.com
Imparte: Alejandro Hernández López
Es integrante del colectivo multidisciplinario faunaurbana. Periodista, escritor y promotor cultural. Ha publicado cuento y poesía en suplementos culturales del estado de Veracruz, Puebla, Tlaxcala, Nayarit, Aguascalientes. Cursa actualmente el diplomado en creación literaria en la Escuela de Escritores de Veracruz “Sergio Galindo”, de la SOGEM. Es coordinador de la colección “poetas periféricos” de libro objeto de la editorial independiente faunaurbana, en la ciudad de Xalapa, Veracruz, México. Prepara su próximo libro “el interior de un exterior”.
Según Italo Calvino, “podemos distinguir dos tipos de procesos imaginativos: el que parte de la palabra y llega a la imagen visual, y el que parte de la imagen visual y llega a la expresión verbal”. Partir de la palabra hacia la imagen es según Calvino, un proceso de escritura.
Un texto en realidad es un tejido. Viene de la palabra textus, participio pasado de texo: tejer, coser, unir, enlazar, expone el tallerista Alejandro Hernández López. Por lo tanto, “participar del hecho creativo identificado como cuento constituye un compromiso y una responsabilidad constante”.
“Quizás un buen principio, es aspirar a ser cada vez un mejor lector. Ese es nuestro principal compromiso con los jóvenes, vamos a leer a Juan Rulfo, a José Emilio Pacheco, también a José León Sánchez, Josefina Vicens y otros autores. A todos ellos los vamos a descubrir, tratar de encontrar en sus relatos mensajes ocultos, ambiguos, intrincados. Incluso es posible toparnos con algún acertijo en cierto cuento, narración, texto”.
También los propósitos serán encontrar justificaciones y explicaciones. Digamos que harán hablar a los escritores para encontrarle el origen a sus palabras, a su particular forma de escribir cuentos.
“Nos acercaremos a la sensibilidad de cada autor que durante el curso, los participantes analicen. No vamos a aceptar el desplazamiento de la palabra por la imagen. Menos televisión, más lecturas”.
Como un ejemplo de los recursos expresivos, adelanta el escritor Alejandro Hernández López, puede entenderse la siguiente frase: “Desayuna. Suena el teléfono, número equivocado. Toma el té. Cena. Duerme”. ¿Que significa toda esa frase?, ¿Significan, o es solo una manera de acomodar las palabras dentro de la oración? El acomodo de palabras de uso diario, hacen que la frase contenga por si sola un sentido emocional, remata el tallerista.
“El objetivo a largo plazo, si podría llamarse así, será mostrar a través de un libro el trabajo en la feria del libro infantil y juvenil del año 2009. Para tal meta, Las dinámicas y lecturas serán determinadas por la capacidad y necesidad de expresión que desarrolle cada participante”, comenta el promotor cultural, Alejandro Hernández López, quien coordinará e impartirá este taller de cuento.
“La forma más idónea de potenciar la literatura es, precisamente, hacerla visible desde su propio interior: La Creatividad. Participar del hecho creativo identificado como cuento constituye un compromiso y una responsabilidad constante”.
El taller, es necesario aclararlo: “esta diseñado para jóvenes de 15 a 18 años de edad, y el único requisito es tener esa edad”.
Cupo: 15 participantes.
Informes: Biblioteca Pública “José Vasconcelos” / Sebastián Camacho número 59 / Tel: 8 20 30 73 / biblioteca_vasconcelos@hotmail.com
Imparte: Alejandro Hernández López
Es integrante del colectivo multidisciplinario faunaurbana. Periodista, escritor y promotor cultural. Ha publicado cuento y poesía en suplementos culturales del estado de Veracruz, Puebla, Tlaxcala, Nayarit, Aguascalientes. Cursa actualmente el diplomado en creación literaria en la Escuela de Escritores de Veracruz “Sergio Galindo”, de la SOGEM. Es coordinador de la colección “poetas periféricos” de libro objeto de la editorial independiente faunaurbana, en la ciudad de Xalapa, Veracruz, México. Prepara su próximo libro “el interior de un exterior”.
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